
Por Fe y Alegría El Salvador
Nuestra historia comenzó a principios de este año 2018, cuando en los meses de junio y julio, teníamos un sueño hecho realidad. Fue así, una vez seleccionados los cuatros jóvenes que viajarían a México, Fe y Alegría El Salvador inició el proceso de acompañamiento a las familias de origen de los estudiantes Josselyn Graciela Ramiréz Palma, Mario Adolfo Tejada Calderón, Ana Marjorie Martínez Mejía y Katya María Rivera Juárez. El acompañamiento consistió en dos grandes ejes: formación humana y espiritual de la familia de origen y acompañamiento legal (orientación legal de sus derechos y deberes, trámites de extranjería y migración de documentos, etc).
En la formación humana y espiritual de la familia de origen se realizaron encuentros donde se compartían los alimentos, la oración inicial, talleres (interdependencia padres e hijos, autoestima y desarrollo de habilidades para la vida en la familia, herramientas emocionales para fortalecer una situación en crisis emocional, desarrollo de potencialidades como hombre –Padre- como mujer –madre-. Además de entrevistas personales de conocimiento de cada padre, madre y jóvenes. Lo anterior fue a partir de una metodología de círculos de diálogo.
Al finalizar este proceso de formación se llevó a cabo una “celebración de envío”, como institución que reconoce los valores cristianos y humanos, creemos que cada joven es reconocido en su integridad como persona y tiene un propósito de vida. Con gestos y detalles se realizó esta celebración en la que los estudiantes recibieron los signos de manos de sus padres: una camiseta, una luz y la bandera de El Salvador, que les hacía recordar sus orígenes y la intención de salir de su país, pero regresar a ser transformadores de las realidades de su comunidad, barrio, familia.
En el acompañamiento legal se orientó en todo lo realcionado a estos procesos y nos acompañó la licenciada María Mira (abogada y notaria). El equipo interdisciplianrio de Fe y Alegría hizo todo el esfuerzo para que cada padre y madre sintiera la seguridad de que sus hijos(as) estaban en buenas manos y era una oportunidad de crecimiento espiritual, humano y profesional.
No obstante, esta tarea continúa cada dos meses con las familias de origen para llevar el proceso de acompañamiento, actualmente se diseña el Plan de Formación II Fase.